Imagen: www.farodevigo.es
Una de las nuevas tigresas de Vigozoo
Vigozoo, el Zoológico de la Ciudad de Vigo (Pontevedra), ha puesto en marcha la estrategia habitual en este tipo de campos de reclusión animal para edulcorar la realidad que esconden dos nuevos ingresos en dicho Centro: un concurso de dibujo dirigido a los niños y la recogida de propuestas para bautizar a estas últimas adquisiciones.
En este caso las recién llegadas son dos tigresas de tres y ocho años, procedentes de un Circo. Han pasado de permanecer en jaulas de las que sólo salían para realizar sus números circenses y para los crueles entrenamientos que estos espectáculos requieren, a continuar su cautiverio en un Parque Zoológico.
Nada, absolutamente nada, justifica la condena de estos dos felinos que como tantos otros seres vivos, ven abocada su existencia a dar vueltas en recintos artificiales e inapropiados y en condiciones ambientales por completo diferentes a las que disfrutarían en su hábitat natural y para las que sus organismos no están preparados. Y todo esto sólo para procurar entretenimiento a las personas y para que nuestros hijos aprendan que la esclavitud animal a manos del hombre es una práctica además de legal, positiva y deseable.
Ojalá algún niño de los que participen en el Concurso los dibuje mordiendo los barrotes, autolesionándose o dando interminables vueltas en su celda, porque así quedaría retratada con más rigor la conducta adquirida a menudo por estos animales utilizados para la exhibición, como consecuencia de las patologías que el encierro forzoso provoca en su comportamiento. Pero los responsables de esta forma permitida de explotación nunca nos mostrarían esas imágenes, sinó que enseñarán aquellos dibujos infantiles que los representen felices y acaso humanizados, para vendernos la falsa estampa de un animal alegre, aunque tras rejas se consuma poco a poco una criatura que jamás conocerá el entorno que sus genes y su instinto apetecen y que muestra un patrón de comportamiento degenerado a consecuencia de su eterna reclusión.
También anuncia Vigozoo la retirada al público de una hembra de Oso Pardo por problemas de salud debido a su avanzada edad y que ha permanecido expuesta a los visitantes durante más de veinte años. Cinco lustros largos de confinamiento, una condena demasiado prolongada por haber cometido el delito de nacer animal.
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