Nos hablaran de libertades cuando éstas, quieren emplearlas para torturar a seres con capacidad sensorial. De extinción de especies, pero en realidad se trata de mantener una raza obtenida con modificaciones genéticas para infligirle padecimientos extremos. De preservar espacios naturales, haciéndonos creer que su existencia pasa necesariamente por dedicarlos a criaderos de víctimas para la brutalidad humana. De pérdida de puestos de trabajo, como si la obtención de ingresos, posible gracias a la existencia de subvenciones, pudiese justificar cualquier perversidad en su generación. De nacionalismos, como si el maltrato a una criatura lo fuese en función de límites geográficos y despreciando así, la sincera conmiseración que la mayoría siente ante el martirio aplicado a un animal.
Y cuando cada uno de los argumentos que esgrimen, por falsos, tendenciosos, tergiversados o directamente rayanos en un enardecimiento del sadismo, sean desmontados e invalidados empleando para ello la cordura, la sensibilidad, la ética y la inteligencia, entonces recurrirán a la antigua y cobarde estrategia de apuntar males aparentemente mayores, o vulneraciones del derecho ajeno supuestamente más graves, pensando que la pestilencia de la basura próxima hará que no percibamos el hedor de su inmundicia. Una táctica tan ladina como sucia, pues pretenden de ese modo prolongar sus excesos confiando en lo arduo de combatir otros semejantes; pero cuando la maldad trata de esconderse tras la maldad, ambas se dan la mano y clavan sus uñas negras en la conciencia de una Sociedad que no puede ni debe permanecer indiferente, so pena de convertirse en esclava y víctima de su peligrosa apatía.
Hasta puede que alguno, todavía aferrado a la ignorancia como arma escogida para confundir al Pueblo, asegure que “no sufren” y que “ellos elegirían esa muerte”. Nos quedan por delante mil disparates, patrañas, acusaciones falsas y amenazas catastrofistas que escuchar. Pero lo que nunca podrán lograr, es convencernos de que los estertores de muerte de un toro, sus convulsiones y su sangre, están sólo en nuestra imaginación. Ni tampoco de que eso sea artístico, cultural o pedagógico. Podrán maquillar la mentira, pero la crueldad, es muy difícil de acicalar
5 comentarios:
Apreciado Julio, un certero escrito para acabar el año. Te deseo toda la felicidad del mundo para este 2010 próximo a empezar, y que sigas con esta excelencia verbal que tanto me gusta leer, y que tanto hace para incrementar la sensibilidad de la sociedad.
FELIZ 2010 compañero!
Cualquier humano que presuma de ser el único ser capaz de pensar, tener sentimientos "superiores" y empatizar para pasar a no demostrarlo y ejercer la crueldad, pierde todo su valor en sus "argumentos" y justificaciones.
Es que estos antropocentristas...
No hay diferencia entre sexismo, racismo o especismo.
...pues sólo se recrean en el dolor ajeno y en la destrucción el cafre, el egocentrista o el psicópata, además de aquel al que le mueven intereses económicos., aparte de José Luis Corcuera, el Follonero del Buenafuente, la González-Sinde, el Sánchez-Dragó, el Sabina, el Miguel Possé y un largo elenco de frikis naúfragos de una España negra-zaína que se quedo como 'tibetizada' en los tiempos anteriores a la Ilustrración y que ahora defienden el carnavalesco "harte" de torear con el único propósito de conservar unos cuantos "puestos de trabajo" para los cuales, al parecer, no cabe un futuro con unos cuantos "lunes al sol".
Y feliz 2010!!
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