Albert
Einstein dijo: "Intenta no volverte un hombre de éxito, sino
volverte un hombre de valor". Hay para quienes el poder es un
jugar a la vez a par-impar en la ruleta para así llenar su bolsa; es
su rostro en las portadas o frente a las cámaras para satisfacer su
ego; es puente a la corrupción; es la llave del ropero para
cambiarse de traje... Es la farsa del cínico, del
egoísta, del
cobarde.
Y
hay humanos cuya dignidad, cuya sinceridad, coraje, honestidad y
ética son impronta en su ADN. Coman de la asistencia social o de su
salario, sean limpiabotas u ocupen un importante cargo político, hay
personas inmunes a la cobardía, a la soberbia, a la codicia y al
brillo para otros cegador del dinero o de la fama.
Cierto
es que cuanto mayor es su status o el poder que detentan más difícil
se hace encontrar a seres con estos valores, pero existen, tienen
nombre, tienen rostro y tienen una carga de ejemplo y valor para los
que sabemos que si en el hombre está la responsabilidad de tanta
crueldad, violencia y destrucción, también en el hombre y sólo en
él está la posibilidad de ponerle fin.
Gustavo
Petro, Alcalde de Bogota, encarna esa figura honrada, sensible y
valiente. Esa figura tan poco habitual y tan necesaria para todos los
que pertenecemos a una sociedad en movimiento por los derechos de los
animales y, sobre todo, tan imprescindible para esos animales no
humanos.
Gustavo
Petro no lo dudó, no tuvo ni miedo ni precio, se enfrentó a
poderosos lobbies cuando se propuso acabar con las corridas de toros
en Bogotá. Y lo logró. Pero no se detuvo ahí. Su siguiente empeño
fue terminar con la tracción a sangre tal y como propone la Campaña
Basta de TAS. Y de nuevo, como en el caso de la tauromaquia, tuvo
que verse la cara con sectores cargados a menudo de energúmenos, tal
cual suele ocurrir con aquellos que defienden la violencia y el
sojuzgamiento de otras criaturas. Pero tampoo se amilanó, ni frente
a quienes se lucraban con el sufrimiento y muerte de seres sintientes
ni ante una derecha que ha hecho, hace y hará todo lo posible por
borrar de la escena política a Gustavo Petro, porque les molesta y
asusta su ética universal.
A
pesar de los explotadores, a pesar de esa derecha reaccionaria, a
pesar de los dinamiteros del progreso y de los homicidas de la
libertad, a pesar de todos ellos hoy comienza en Bogota la entrega de
vehículos mecánicos a los carreteros y la recuperación de los
caballos que, empleados para esas labores hasta ahora, arrrastraban
por las calles su tristeza, su terror, su dolor y su sangre hasta que
un día se derrumbaban sobre el asfalto para no volver a levantarse.
Porque
le preocupan los animales no humanos, como ya demostró con los toros
y ahora lo hace con los caballos, porque le importan los humanos y
por eso mejora las condiciones de trabajo de los carreteros, porque
no le tiene miedo a las presiones, porque emplea los presupuestos
públicos en inversiones que hablan de justicia, de libertad y de
vida, porque en definitiva es el alcalde que tantos quisiéramos en
nuestra ciudad: ¡¡Gracias Gustavo Petro!!
1 comentario:
Yo amo al animal y lo kiero con locura y mientras mas conosco al animal mas odio al humano
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