La
vuelta a las cavernas de la manita del PP
Citen
un ejemplo de crueldad y estupidez humanas en grado extremo y esperen
un momento: rápidamente será superado por otro. Hay personas
incapaces de vivir en sociedad y que requieren de internamiento
urgente en un centro psiquiátrico. Eso, o destituir de forma
inmediata a los políticos que otorgan amparo legal a las
aberraciones de semejantes trastornados. Lo que sigue es buena
muestra.
Ya
conocíamos el sádico y cobarde alanceamiento de un toro en
Tordesillas durante
sus fiestas, una salvajada indescriptible que
conmociona a todos menos al puñado de energúmenos que la perpetra y
a los descerebrados que la autorizan. Pues resulta que los del
Patronato del Toro de la Vega no están solos, ahora se les suma el
Club Internacional de Lanceo, otra suerte de siniestra congregación
al servicio de la tortura de animales como diversión y negocio.
Ellos,
los lanceros, se hacen llamar caballeros, lo que ya da idea de que
viven anclados en medioevo. Están en Castilla La Mancha, el feudo de
la Señora Cospedal, tan aficionada a la tauromaquia, y gracias a su
perseverancia y a un gobierno proclive a amparar cualquier acto de
ensañamiento con criaturas de otras especies, están a punto de
lograr que la Junta de esa Comunidad reconozca el lanceo de jabalí a
caballo como una modalidad cinegética. Ya venían realizándola,
como admiten sin tapujos, lo que lleva a preguntarse si no estaban
incurriendo en ilegalidad. Ahora tendrán la ley de su parte. La
cordura o la sensibilidad no, pero eso es algo que tampoco les
preocupa lo más mínimo.
Alegan
que ya hay vestigios de esa costumbre en el Siglo I antes de Cristo.
¿Y qué, miserables sin escrúpulos? En aquel momento de la historia
tenían lugar innumerables aberraciones que hoy resultan impensables
y que están catalogadas como crímenes. ¿Las recuperamos también?
Mentan a Trajano y a Felipe II como ejemplos de lanceros de jabalíes.
El Emperador romano era pederasta y el Monarca asesinó a su tercera
esposa. Valientes paradigmas de ética, pero claro, en consonancia
con los valores de aquellos que admiran y practican el sometimiento y
la violencia
Enrique
del Águila es el fundador de este repugnante Club y ostenta el
sórdido título de lancero mayor. ¿Saben un dato que me preocupa?
Que este hombre es Comandante de una conocida compañía aérea, por
lo que empiezo a poner en duda la credibilidad de los requisitos
psiquiátricos y psicológicos que, como piloto, tiene que cumplir en
su preceptivo reconocimiento médico de Clase 1, que nos son banales
y donde para comprobar el equilibrio mental del aspirante llegan a
hacer preguntas como: ¿has llorado alguna vez desde el último
chequeo? Tal vez no estaría de más que incluyesen la de: ¿has
disfrutado torturando a un animal en los pasados meses?
En
el universo en el que se desenvuelve el maltrato de animales, los
indicios de taras en sus habitantes nunca son síntomas aislados,
siempre forman parte de un conjunto que pone en evidencia de forma
muy clara la patología que les aqueja. Entrando en la página de
este Club se puede contemplar la demostración de una de sus formas
más perversas: publican fotografías en las que se ve a niños junto
a los cadáveres de los jabalíes alanceados, y es así porque
tampoco tienen reparo alguno en introducir a los menores en dicha
práctica. Deberíamos de exigir que los políticos rindiesen cuentas
ante su connivencia con colectivos que propugnan actividades
violentas entre los más pequeños. Y si no lo hacen denunciarles por
tal motivo.
Quieren
recuperar una salvajada que afortunadamente no estaba permitida, como
no pueden estarlo la violación o el homicidio. Pero el Partido
Popular, en su afán de dar el visto bueno a todo aquello que suponga
alimentar los más bajos instintos de los ciudadanos, supongo que
para que de ese modo se desfoguen y ellos puedan seguir gobernando en
su línea de despotismo no ilustrado con impunidad, va a abrir con
esta autorización una nueva brecha en una España cada día más
primitiva.
El
matar jabalíes a lanzazos no cuela como modalidad cinegética, nadie
se lo cree y por lo tanto aceptarlo como tal es sólo una artimaña
torticera. Como tradición tampoco puede ser aprobado porque no se ha
venido celebrando de forma ininterrumpida. Es un club privado y en su
publicidad ofrece este entretenimiento a "todos aquellos
aficionados que estén dispuestos a pasar una magnífica jornada
campera lanceando jabalíes". Una actividad lucrativa, eso es
pura y simplemente. El bofetón que nos dará algún día Europa por
nuestra crueldad con los animales, y no tardará en llegar, va a ser
la hostia más merecida de toda la historia. Muchos la estamos viendo
venir esperanzados. Buena parte de nuestros políticos todavía no.
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