¿Cabe mayor atentado contra los derechos fundamentales de terceros y una muestra más flagrante de falta de consideración que disfrutar con el sufrimiento ajeno, que convertir la agonía de una criatura desprotegida en un negocio miserable y que enfrentarse de forma airada a los que expresan su repulsa por esa conducta violenta, abusiva y cargada de sadismo?. Dar lecciones de ética cuando se tienen las manos manchadas de sangre es muy ruin, y también suficiente para valorar la verdadera naturaleza del farisaico moralista.
El Sr. Alberto Taurel, responsable de la Tertulia Taurina del Hotel Diplomatic, cree que la ILP Catalana - refrendada por casi cuatro veces las firmas necesarias para ser admitida a trámite de votación - esconde una carencia de sentido común, puesto que pretende la abolición de la tauromaquia en Cataluña. Así de ofensiva para la inteligencia y la sensibilidad es la hipótesis formulada por este erudito en el martirio institucionalizado durante una entrevista realizada por el conocido Periodista, otro partidario de la España de sables, peinetas y pasodobles.
Dice el Sr. Taurel estar preparando como réplica a la Iniciativa Catalana un Manifiesto por la Libertad. Seguramente habrá que leerlo conteniendo las lágrimas y las arcadas, porque para defender el sufrimiento gratuito de un animal a través de la palabra, el único modo de hacerlo es articulando frases repletas de mentiras, de despropósitos y de aberraciones de la razón y de la ética. Por otra parte nada nuevo en la tauromaquia.
Este individuo tan obsesionado en perpetuar uno de los mayores motivos que tenemos para avergonzarnos los españoles, tal y como se demuestra que está ocurriendo, ha encontrado un aliado muy particular en su detestable cruzada: el Diario estadounidense New York Times, que achaca a razones políticas la ILP afirmando que su verdadera intención es alimentar el espíritu del separatismo. Y quizás sea cierto, pues persigue “separarnos” de tradiciones instaladas en las sombras de la brutalidad humana y muy alejadas por lo tanto de las supuestas luces del hombre moderno.
Tal vez estos periodistas de la Tierra en la que se siguen celebrando los rodeos, un espectáculo cruel que por cierto pretenden que importemos en España, deberían de saber que para empezar, casi la mitad de los promotores de la Iniciativa no son catalanes, lo que ya demuestra la poca credibilidad de tan manido y torticero argumento que sólo busca desprestigiar este logro trascendental, y quiere hacerlo porque saben que va a recibir el apoyo necesario para salir adelante.
Por otra parte, habría que buscar entonces pretensiones similares en la prohibición, hace ya una década, de las corridas de toros en las Islas Canarias, porque si se atreven a degenerar la sensatez convirtiendo el resultado de tal depravación en un instrumento al servicio del egoísmo, que tengan al menos la decencia – ya lo sé, es pedirles demasiado – de presentar los hechos sin tergiversarlos a su conveniencia.
El movimiento animalista es el resultado inevitable de la cada vez mayor información sobre unos asuntos tradicionalmente sumidos en el oscurantismo, y también la consecuencia de un nivel educativo creciente en los ciudadanos, lo que desemboca en una sensibilidad efectiva sobre esta tragedia que se traduce en la extensión de un compromiso activo por erradicar costumbres tan bárbaras e imposibles de justificar a día de hoy.
La ILP es simplemente lo que el progreso trae indefectiblemente de la mano, y no una estrategia para alimentar intereses políticos de cualquier índole. Querer confundir a la Sociedad y tratar de predisponerla en contra de lo que cerca de un ochenta por ciento de los españoles, y no digo catalanes, digo españoles, desean, que es la abolición de la tauromaquia, es un comportamiento muy rastrero e indigno, que sólo puede merecer la repulsa colectiva por intentar mantener a los hombre y a los animales irracionales, esclavos de costumbres tan salvajes.
Llega el citado Periódico al sinsentido de indicar que esta pretensión es “síntoma de una cultura insegura”. Un medio de comunicación con tanta influencia en la formación de la opinión de sus lectores, debería de mostrar un poco más de coherencia y de rigor, porque no hace ningún favor a su obligación de respetar la verdad, si afirma que torturar animales es indicio de una cultura adecuada y acreedora de ser transmitida a los niños, acusando por lo tanto de incivilizados a los que no admitimos que se siga considerando el maltrato como una seña de identidad y proporcionándole respaldo desde la Administración.
Supongo que el conglomerado taurino de nuestro País considera la proximidad de la cordura, al menos parcial, como una amenaza tanto para sus intereses materiales, como para esa necesidad casi enfermiza que tienen de someter a los toros a una angustia tan intensa y de consecuencias mortales, para afianzarse en lo que ellos denominan como una actividad enriquecedora y que califican de mayoritariamente aceptada.
Y acabo con un asunto que acaso puede parecer metido con calzador, sin embargo diré en mi descargo que el maltrato a los animales toma muy diferentes formas pero la demanda de erradicarlo es sólo una, al igual que considero significativa una coincidencia: el pasado reciente del Sr. Jiménez Losantos con el origen del hecho que a continuación quiero reseñar.
Hace pocos días, el Papa Benedicto XVI daba en la República Checa una conferencia sobre lo humano y divino - principalmente sobre lo segundo, que siempre es más difícil de demostrar – cuando una araña se comenzó a pasearse sin el menor respeto por las vestiduras del Santo Padre. El hombre, capaz de tener línea directa con Dios pero no de calcular un manotazo, trató infructuosamente de librarse del arácnido, que con herética insistencia avanzaba convencido hacia la virtuosa cabeza papal.
Lo realmente vomitivo del asunto es comprobar la reacción posterior de algunos medios, que en el colmo de la adulación afirman que el inquilino “by the face” de El Vaticano, falló a propósito en su intento de aniquilar al pobre artrópodo por el inmenso amor que profesa a los animales y su rechazo a cualquier tipo de maltrato hacia los mismos. Pero a esta pandilla de cobistas se les olvidó mencionar un pequeño detalle, que la estola y el camauro que utiliza este hombre para no acatarrarse están confeccionados con piel de armiño. Ya ven Ustedes, a Joseph Alois Ratzinger no le agrada darle una colleja a una araña, pero no tiene ningún reparo en que se despelleje a un animal para cubrirse él sus santas orejas.
6 comentarios:
Digamos que los taurinos son tan mendicantes en sus argumentos y tan hábiles a la hora de marear la perdiz que son capaces de sacarse de la manga los más delirantes argumentos.
En el caso concreto de la ILP de Catalunya, no han escatimado la fácil argumentación de que se trata de una estratagema del independentismo catalán para atacar a España. He llegado a leer fabulaciones como que se trata de una "conjura nacionalista" para desposeer a una nacion de sus "ritos", luego así la dejan desarmada e inerme ante sus enemigos. (Hilarante)
Lo cierto es que sí: mucho hay de odio a (esa parte de) España en el rechazo catalán a la "fiesta nasioná". Pero lo curioso viene cuando personas de lugares tan dispares como Madrid, Salamanca, Asturias, Andalucía o Valencia (que opinan en mi blog) muestran un rechazo tanto o más grande que los independentistas catalanes por 'esa España' y una de sus manifestaciones "culturales" como es la "fiesta" de los toros.
Lógicamente, ante tan osada iniciativa, los taurinos han tratado de sacar del armario los viejos fantasmas que inspiraron su "fiesta". Las corridas son un acto de fascismo puro y duro, y por más que traten de disfrazarla, el ramalazo autoritario les hace estirar el brazo presta y raudamente. Durante las manifestaciones de Ampuero, por ejemplo, un individuo opinaba en el diario 20minutos que los antitaurinos actuaban con la misma lógica que los 'frentistas intelectuales' del 36, es decir, los que según él provocaron la guerra civil. La cuestión va quedando bien definida, por más que algunos taurinos quieran pasar por 'lorquistas', amantes de una tradición "de izquierdas": la "fiesta" de los toros es un residuo de una España que de forma empecinada se negó a modernizarse durante los siglos XIX y XX. Un residuo del absolutismo, el caciquismo, el caudillismo, el señoriteo y el garrulismo rural.
Por eso, se sacan de la manga al gran enemigo catalán; al que reconocen su condición de eterno quiste peninsular y con el que no es difícil suscitar odios en la dogmática mente de los mesetarios. En la mejor tradición de Jimenes Losfascios, a quien por cierto Sabina dedicó una canción, despiertan a los viejos fantasmas con tal de preservar su modus vivendis. A ver si ahora va a resultar que Sabina y Losantos son exactamente lo mismo.
Si la ILP triunfa se va a abrir la caja de los truenos. Y lo saben. Saben que en la provincia de Girona, donde los independentistas campan por sus anchas, los toros tienen tanta importancia como una boñiga de vaca. Y sin embargo, no hay un significativo número de antitaurinos. No, porque los antitaurinos están, básicamente, en Madrid, Barcelona, Valencia, Cádiz, Asturias y Galicia. ¿A quién intentan engañar?
Por cierto. En el artículo del Washington Post, creo, sale el "periodista" Carlos Herrera insultando a los que intentan prohibir su "hobby". Por lo visto, estos educadísimos caballeretes son incapaces de comprender que la ley ampara a la sociedad civil a emprender las acciones que crea necesarias para modificar las leyes. Es un derecho democrático amparado por la constitución y, en este caso, por el Estatuto de Autonomía. ¿Tanto cuesta de entender?
Ladran, luego cabalgamos.
salu2!
Jaja, una araña hasta la mitra... ¿crees que es un buen augurio?
interesante..
http://desdelasal.blogspot.com/search/label/Caballo
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Esto es lo que dice una de los millones de páginas taurinas:
Y es que, en el fondo, lo que les mueve (a los nacionalistas vascos y catalanes) no es el odio a la Tauromaquia que, al fin y al cabo, tiene muchas raíces taurinas históricas y comprobables en ambas regiones, sino su intención de terminar con todo lo que signifique o pueda identificarse con España y con lo español.
Según este señor, los miles de antitaurinos que hay en Madrid, por ejemplo, actúan contra la barbarie taurina para destruir a España como nación.
Ahora el ataque no es solo por el hecho taurino en sí mismo, sino para acabar con España como identidad nacional en todos los aspectos que la unen, y los toros son la manifestación cultural que más nos identifica por inquebrantable e indestructible tradición de siglos.
Que fuerte. No me quiero ni imaginar los millones de españoles que no han pisado una plaza de toros en su vida para que este señor egocéntrico nos quiera englobar a todos en su tonta tradición.
Cutres como nadie; embusteros y manipuladores, siempre.
Es que ni siquiera se les ocurre que se puede ser español y estar orgulloso de ello sin que la palabra español este asociada a su circo. Es indignante.
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