Hace unas semanas el Ayuntamiento de Salamanca retiró a la Asociación Salmantina Protectora de Animales y Plantas (ASPAP) la facultad de recoger y mantener a los perros y gatos que deambulaban abandonados por las calles de dicha Ciudad, otorgando el permiso correspondiente y de modo provisional para dicha gestión a una Empresa Privada, a la espera de resolver una licitación para decidir quién se hará cargo en el futuro de tal servicio de asistencia a los animales.
No sabemos cuál fue el motivo esgrimido desde la Corporación Municipal para retirar la licencia a la Protectora y autorizar temporalmente a una firma con ánimo de lucro pero de lo que sí estamos siendo testigos ya, es de las consecuencias que esta decisión está acarreando así como de la circunstancias, tan insólitas como trágicas para los animales, que rodean a este asunto.
Para empezar, la Empresa que se ha asumido temporalmente las funciones que antes eran competencia de la ASPAP viene a ser un compendio de perrera, criadero y tienda de animales con lo que tales funciones conllevan: sacrificio de los individuos que no cumplan determinados requisitos y elección de los ejemplares válidos para la reproducción y comercio de seres vivos. Todo lo anterior evidentemente y acorde con la filosofía de un negocio privado, está encaminado a la obtención de beneficios económicos no pasando en ningún momento por el deseo de ofrecer a todos los perros y gatos capturados una atención adecuada y digna; lo que están ejerciendo es una labor exterminadora autorizada con los ejemplares que no reúnen las condiciones necesarias para su búsqueda de rentabilidad o con aquellos que no llevan microchip, una situación por supuesto completamente diferente a la existente cuando las funciones eran ejercidas por la Protectora, ya que para los trabajadores y responsables de ésta el objetivo de su trabajo no es la obtención de dividendos para un enriquecimiento personal, sino ofrecer a todos los animales la mejor asistencia de la que son capaces, la oportunidad de seguir viviendo en la esperanza de que sean adoptados y en el peor de los casos, que permanezcan lo que les reste de existencia de la forma más cómoda y decente posible, siendo como son en la mayoría de los casos víctimas de abandonos o malos tratos.
Por otra parte a esta cuando menos infortunada decisión municipal se están sumando hechos difíciles de explicar desde la lógica o basándose únicamente en el interés de ofrecer un servicio público adecuado que no implique el sufrimiento gratuito e innecesario de seres vivos. Y me refiero a las decisiones particulares de algún cargo de responsabilidad del Ayuntamiento de Salamanca, probablemente avaladas por sus superiores y a las consecuencias funestas que su actitud está suponiendo, en forma de animales desasistidos y muertos, porque ya han empezado a aparecer sus cadáveres como resultado de determinaciones cuya posible legalidad no les resta ni un ápice de irracionalidad y de crueldad.
Desde la ASPAP, conocedores de las circunstancias lamentables en que en la actualidad se encuentran los animales encerrados en las dependencias municipales, donde permanecen hasta que llaman a la Empresa Privada antes mencionada para hacerse cargo de ellos, solicitaron acceder a las mismas para atender y alimentar a los perros y gatos allí encerrados, tal y como venían realizando desde hace siete años, sin embargo y en un alarde de prepotencia se les comunica que lo tienen prohibido y que no podrán entrar a menos que dispongan de un permiso escrito desde la Concejalía de Medio Ambiente, trámite que ya han realizado y están a la espera de recibir contestación. Entretanto, los animales allí cautivos no cuentan con la alimentación ni atención necesarias porque falta un papel; su sustento y su cuidado están supeditados a la burocracia y parece ser más importante un documento con una firma estampada que el sufrimiento absurdo y evitable de unas criaturas cuyo derecho a la vida no les pertenece y lo que debería de ser una realidad incuestionable, su protección, permanece a expensas de la voluntad de unos funcionarios y de la rapidez en sus diligencias.
Pero para algunos de estos seres ya es demasiado tarde, como el gato que apareció tirado entre las basuras en el muro de las dependencias policiales y cuyo horrible destino habría sido muy diferente si hubiera estado atendido como hasta no hace mucho ocurría por la ASPAP.
Otro ejemplo de esta situación sangrante lo constituye algo ocurrido el 25 de Agosto. Ese día en la Protectora recibieron la llamada de una pareja interesándose por el estado de un perrito ya mayor que se habían encontrado, tenía aspecto de no haber recibido cuidados en mucho tiempo y lo habían entregado en la Policía. Al saberlo desde la Protectora llamaron inmediatamente a dicho Cuerpo para indicarles que ellos se harían cargo del desdichado animal, que lo llevarían al veterinario y una vez atendido, lo trasladarían al refugio de la ASPAP para brindarle la asistencia adecuada y sin duda merecida tras una más que probable vida de dolor, miedo y agresiones. Pero el Mayor de la Policía Local de Salamanca, que viene dando sobradas muestras en diferentes ocasiones de su animadversión obsesiva contra la Protectora, les prohibió nuevamente el que pudiesen recoger al perro de las dependencias municipales y les instó a dirigir a él o al Superintendente un escrito con la petición y esperar a recibir la respuesta. Finalmente el infortunado animal ha sido recogido por la Empresa Privada y su final es sólo uno porque no dispone de microchip: su muerte.
Desde la ASPAP se están pidiendo explicaciones al Concejal de Medio Ambiente porque ellos, al igual que todos los salmantinos y la totalidad de los ciudadanos, tenemos el derecho de saber los motivos de que los cuidados y la vida de perros y gatos dependan de las filias y las fobias de un responsable de la Policía Municipal. La legalidad o la burocracia inherente a cualquier trámite no les otorga la potestad de ser los causantes del sufrimiento y exterminio de animales por cuestiones formales y es que a pesar de las evidencias, no quisiera utilizar la expresión "mala fe", aunque quede probado que el deseo de bienestar para los perros y gatos de esta Localidad no es una de sus prioridades.
Hasta que se resuelva la licitación, la ASPAP convoca una manifestación cada sábado a las 20 horas en la Plaza Mayor para informar de tan grave situación y como forma de denuncia pública ante actuaciones arbitrarias aunque se escuden en la Ley y que están costando vidas.
Esta semana que comienza la Protectora tendrá que presentar su "oferta" para el servicio de recogida y asistencia de animales y lo hará junto con la perrera y tres empresas privadas de cría y venta de animales. Cinco licitadores de los cuales sólo uno no responde a criterios económicos; sólo uno que no contempla como parte de su actividad la eliminación selectiva de los animales no identificados y no rentables; sólo uno cuyo amor por esas criaturas es la razón suprema y primordial en sus actuaciones y sólo uno, que está siendo objeto de una política de acoso y prohibiciones por parte de un responsable de la Policía Local de Salamanca con la connivencia de la Concejalía correspondiente. ¿Tiene alguna posibilidad de ser el escogido en un proceso de selección que recuerda más a decidir quién va a obtener el permiso para abrir una gran fosa común que para atender debidamente a los animales abandonados?.
Los ciudadanos nos merecemos una explicación inmediata y creíble de los hechos y que se arroje luz sobre este turbio asunto, porque es obligación de los trabajadores al servicio de los intereses públicos justificar las razones de sus decisiones y hacerlo no sólo desde la legalidad, sino también desde la cordura, la lógica y la sensibilidad. Y sobre todo se lo merecen los animales, víctimas propiciatorias desde su indefensión y que están pagando con sus condiciones actuales de existencia miserables y con su vida, las veleidades de hombres cuya racionalidad e imparcialidad debiera ser acorde con el puesto que ocupan.
Los departamentos implicados del Ayuntamiento de Salamanca están recibiendo cartas no solo desde múltiples instancias de nuestro País, sino también desde organizaciones de naciones como Holanda, Francia o Bélgica. Veremos si ante este aluvión de misivas reaccionan y explican qué es lo que está ocurriendo o en su línea, nos responden que hay un defecto de forma en nuestros escritos y que les falta una póliza. Mientras tanto, los perros y los gatos allí siguen careciendo de cuidados esenciales, de agua o alimentos apropiados y continúan siendo eliminados y en ocasiones arrojados a la basura, un trato y un final que nos ofrecen una muestra fidedigna del respeto y consideración que merecen a los responsables de tales hechos.
http://www.protectorasalmantina.org/
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