



En el caso real al que me refiero se trata de una Industria dedicada a los elaborados cárnicos que todos conocemos. Y es que esta Empresa, para dar mayor salida sus productos obtenidos como en todas las de características similares, a partir de la reproducción forzada de animales, su estabulación en habitáculos minúsculos, su mutilación sin anestesia, su crianza y desarrollo en condiciones lamentables y su aniquilación en mataderos, ha tenido la ruin ocurrencia de caricaturizar a los vegetarianos y burlarse de ellos pensando que de ese modo lograría aumentar sus ventas y por lo tanto sus beneficios.
Identifican en el anuncio que emiten por TV a los vegetarianos con hippies anclados en el pasado, los que proclamaban el “Haz el amor y no la guerra”; por cierto, que sin duda me quedo antes con la filosofía de vida de aquellos hombres y mujeres que creían en un mundo más justo y que soñaron con que la libertad, el respeto y la igualdad eran metas alcanzables y que el progreso, necesario, ha de ser sostenible y no tiene porque implicar destrucción y deterioro de nuestro entorno. Prefiero a esos “iluminados” con aspecto de los sesenta de los que hoy pretenden reírse los responsables de una gran Empresa, a los ejecutivos agresivos que han levantado un Emporio a costa del sufrimiento y muerte de animales. Los primeros protegen la vida para todos y estos últimos defienden su particular cuenta de resultados que ni siquiera la de sus trabajadores, como demuestran los últimos Expedientes de regulación de empleo con despidos incluidos a consecuencia de la reciente huelga de transportes.
Pero la realidad es que lejos del tópico fácil y engañoso al que acuden los publicistas de dicha Empresa, la negativa a comer productos que hayan supuesto algún tipo de tortura o la muerte de seres con capacidad para sentir dolor es una decisión adoptada por infinidad de personas, presente en todos los sectores sociales no sólo de nuestro País y que constituye el resultado de una reflexión profunda y muy madurada por parte de los que la llevan a cabo. Nadie es obligado a convertirse en vegetariano ni ningún padre que lo sea fuerza a sus hijos a seguir sus pasos, tal y como de forma mezquina y falaz se nos pretender hacer creer en el anuncio televisivo.
Yo no voy a decirle a nadie si tiene que comer o no carne o pescado, eso es una decisión libre y personal; una cuestión son mis ideas, mis principios, mis creencias y otra es el derecho del que todos disponen para decidir y elegir. Lo que no quiero ni puedo dejar de hacer, es aportar mi colaboración a la hora de informar sobre la realidad que se esconde detrás de una industria cárnica como esta y de otras tantas similares. Porque si el interés de una Empresa sea de alimentación, de fabricación de juguetes o de zapatillas deportivas, es acaparar la mayor cota de mercado posible ocultando la parte desagradable del proceso de producción, el nuestro, como consumidores y sobre todo como Ciudadanos, es conocer hasta el último detalle de la elaboración de esos artículos, sobre todo si antes de llegar a los expositores, vitrinas y escaparates con aspecto inmaculado, han estado teñidos de sangre, de sufrimiento, de explotación infantil o han sido fabricados en talleres dignos de una novela de Dickens por esclavos del Siglo XXI y el beneficio que otorga a unos pocos, pasa por el dolor y la miseria de otros muchos.
Que cada uno escoja ver o no ver y pensar o no en dicha realidad, no menos existente por intencionadamente oculta, pero lo que no podemos consentir es que los que de forma libre y personal hayan elegido la opción de que su alimentación no implique el sufrimiento de otros, se vean despreciados y ridiculizados por aquellos que con tal de vender y ganar, no respetan la libertad de elección de gente que cree su decisión ayudará a hacer de este Mundo un lugar más justo. Claro que, comprobando su preocupación por el dolor físico y la vida de otros seres, poco podemos esperar de ellos en lo que a cuestiones éticas se refiere.
Reportaje sobre una Granja suministradora de Campofrío: http://www.investigacionesanimales.org/videos
4 comentarios:
Julio, una vez más, te agradezco este artículo que, como todos los que escribes,
están llenos de sentido de la justicia ,de amor y defensa por el más débil.
De un modo elegante y educado sabes poner a cada uno en su sitio, sin caer en la falta de respeto. Esta manera de actuar sólo puede provenir de un gran corazón, y sin duda tú lo tienes.
Los que estamos en esta lucha nunca podremos recompensarte el enorme trabajo que haces por colaborar en nuestra causa.
Hay pocas personas en este mundo que sean indispensables, pero tú eres una de ellas.
Gracias compañero.
Hugo
En España, como en cualquier país civilizado y desarrollado, parte principal de los derechos fundamentales de cualquier ciudadano recogidos en nuestra “Constitución”, es gozar de la libertad de creencias tanto ideológicas como religiosas, así como el derecho al honor. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define “derecho” como: “Facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida. Facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor”.
Bajo el amparo de estas leyes, cualquier ciudadano puede y debe hacer cumplir a cualquier entidad, empresa o individuo, el respeto al honor y a la libertad de pensamiento.
Sería inconcebible, intolerable y denunciable que una empresa que basa sus beneficios en productos derivados de carne de cerdo, hiciese publicidad de cualquiera de sus artículos, ridiculizando las creencias religiosas de colectivos a los que como parte de sus doctrinas, tienen prohibido alimentarse de la carne de este animal.
¿Nos podemos imaginar un anuncio donde los protagonistas sean católicos menospreciando a otra persona musulmana o judía por no comer un embutido de cerdo?.En este supuesto, el anuncio sería inmediatamente retirado de la publicidad y seguramente, sería sancionado por exponer esta ideología a la burla de otros, por quebrantar el honor y la dignidad de estos colectivos.
De la misma manera, cualquier persona que haya tomado la decisión de no alimentarse de cadáveres, sea por motivos religiosos o ideológicos, tiene derecho y debe exigir que las leyes se cumplan, sin permitir que ninguna empresa como la mencionada, tome de manera frívola esta manera de vivir, faltando al honor y la dignidad de estos colectivos.
Creo sinceramente que, las organizaciones vegetarianas de este país deberían tomar parte en este asunto, exigiendo la retirada inmediata de esta publicidad, estableciendo de esta manera un precedente para futuras empresas que sin el menor sentido de la ética, puedan sentirse tentadas a usar estas mismas artimañas despreciables y ruines.
Excelente artículo, Julio, como todos los que escribes.
Artículo "reblogged" en http://humanosenelcosmos.wordpress.com/2012/06/30/475/
Enlazo vuestro blog al mío.
Gracias por vuestras aportaciones
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