Otro
¿accidente? de #caza. Suma y sigue.
Los hechos (21/02/2016):
Un
hombre de 42 años circulaba en el coche con su mujer e hijos por la CA-280 a la
altura de Selores (Cantabria), cuando una bala entró a través de la chapa en su
vehículo hiriéndole en el tórax, afortunadamente no de gravedad.
El que efectúo el disparo:
El
causante fue un hombre de 87, sí, repito, de 87 años que
en ese momento estaba
tratando de cazar jabalíes.
Otro miembro de su cuadrilla (transcribo
literalmente de un diario):
“Se trata (el de 87) de
un “experimentado #cazador”,
según confesó a este periódico en conversación telefónica uno de los miembros
de la cuadrilla, que quitó hierro al accidente”. “¿Qué cómo ocurrió?, igual la bala se
desvió al tropezar con un árbol”.
Ignacio
Valle, presidente de los cazadores cántabros:
“Ha sido un incidente muy desagradable provocado
por la mala suerte. Ese señor ha tirado al jabalí y la bala, por algún motivo,
ha rebotado en alguna piedra o en algo así y se ha desviado de su trayectoria”.
Dos
circunstancias:
La montería ya había finalizado cuando ocurrió el
suceso.
El coche se encontraba a 300 metros del lugar del
disparo.
La
ley:
Se establece para cazar una zona de seguridad de
50 metros desde un vial o carretera y la obligación de disparar de espaldas a
la misma.
La obtención o renovación de licencia de armas de
tipo E (caza) requiere un examen teórico, uno práctico y superar pruebas
médicas que incluyen movilidad general, reflejos, agudeza auditiva y visual así
como estabilidad psicológica. Los mayores de 70 años habrán de renovarla
anualmente.
Las
preguntas ténico-legales que surgen:
¿Por qué se sigue disparando una vez finalizada
la batida?
¿Es posible que una bala rebote de tal modo que
invierta su trayectoria y después tenga todavía fuerza suficiente para recorrer
más de 300 metros (la distancia a la que encontró el obstáculo enfrente del
cazador más esos tres centenares de metros hasta el coche), atravesar su
carrocería, el asiento y herir a una persona?
¿Está un hombre de 87 años en plenas condiciones
físicas y mentales para manejar armas? La Fundación Mapfre ha realizado
estudios en los que concluye cómo en un importante porcentaje de personas a
partir de los 67 años, que aumenta con la edad, la disminución de esas
aptitudes, sobre todo en cuestiones de visión, oído y reflejos para conducir es
notable. ¿Con veinte años más se puede manejar un rifle con total seguridad? Y
como habrá muchos cazadores que respondan que sí propongo que se lo preguntemos
también al señor al que hirió este anciano, que todavía estará dando las
gracias, en medio de todo, porque ese proyectil no fue a parar al ojo de uno de
sus hijos en vez de a su tórax.
La
reflexión:
Para los cazadores cuando ocurre algo así, o sea,
continuamente, el sustantivo que emplean al describirlo nunca cambia, siempre
es “accidente”. Lo hace, eso sí, el adjetivo que ponen delante pero sólo en
significante, no en significado: lamentable, infortunado, desagradable,
inesperado, desgraciado, etc.
No hace mucho y después de que Mariano Rajoy
calificase los casos de corrupción del PP de individuales, Iñaki Gabilondo
preguntaba: “¿A partir de cuántos casos aislados dejan de ser casos aislados?”
Así que parafraseando a tan inmenso periodista:
La pregunta principal:
¿Cuántos heridos y muertos humanos más son
necesarios para dejar de denominarlos accidentes y llamarlos por su nombre?:
los cadáveres de nuestra especie provocados por los que, de nuestra especie
también, salen de sus casas a matar y claro, hay quien acaba muriendo. ¿Cuántos
más para prohibir la caza deportiva? (Ya sabemos que los animales no cuentan
para esta disquisición. Si cuando un camión de transporte de ganado vuelca se
dice que sólo ha habido daños materiales si el conductor resulta ileso aunque
hayan muerto cuarenta terneritos y agonicen sobre el asfalto otros treinta y
cinco, las víctimas de otras especies diferentes a la nuestra en la caza
tampoco serán tales sino “piezas cobradas”, o algo similar que recuerda más a
un objeto que a un ser con capacidad para sentir dolor).
Ya está bien de permitir que matar sea un
deporte. Es hora de ponerle fin legal a este pasatiempo sangriento aunque
genere beneficios económicos. También lo hacen el tráfico de drogas o la trata
de mujeres para la prostitución y eso no los justifica, ¿verdad? No todo vale
en nombre del dinero ni en nombre del antropocentrismo y hay países donde ya se
no se autoriza. ¿Podrá España, por una ocasión, estar en la vanguardia de la
razón y de la ética en vez de ser, para no variar, la que se sube de los
últimos y a empujones al progreso cognitivo y moral?
#Cazar es matar. Siempre.
@JOrtegaFr
1 comentario:
http://www.lavanguardia.com/sucesos/20140124/54399508813/katharina-katit-staheli-vegana-radical.html
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