Amenazas de cazadores

Refugio de fauna: “área en la que la caza está permanentemente prohibida salvo autorización emitida por la Consejería de Montes en circunstancias especiales suficientemente justificadas”. Esa es la Ley. Fácil de comprender, ¿verdad? Incluso para un cazador. Sobre todo para un cazador, que es al que le afecta y está obligado a conocerla y respetarla. Ahora imagínese que es propietario de una finca segregada de un TECOR calificada como Refugio de fauna, y que paseando por ella se encuentra a cuatro individuos armados en plena jornada cinegética. ¿Qué haría? Se supone que ejerciendo su derecho y cumpliendo con su deber, solicitarles que abandonen el lugar explicándoles que allí no esta autorizado disparar contra ningún animal.

Esa fue la situación vivida el pasado día 15 por Julio F., vecino de San Esteban de Vilamoure, Punxín (Ourense) Pero a partir de lo descrito se acaba la razón y comienza una exhibición de conductas cobardes, violentas y que a mi entender bordean lo delictivo, pues cuando el dueño de la finca les pidió que se fueran, uno de los cazadores le dijo señalando su escopeta: “Lárgate de aquí, no molestes que ya te conocemos y vas a acabar mal”, mientras otro añadía: “Cazo donde me sale de los cojo…” Vista su actitud amenazante les indicó que iba a telefonear al SEPRONA. La respuesta fue: “Llama a quien te dé la gana, que pasamos de la Guardia Civil”.

Cuando Julio se marchaba hacia su casa para avisar a la autoridad apareció un cuarto escopetero de entre la maleza. Le apoyo su rifle en el pecho y con tono chulesco le espetó: “Ya te dije el año pasado que un día te voy a matar”. Y aludiendo a otros cazadores que no hace mucho tuvieron que indemnizar a este hombre por haberle propinado una paliza en una situación similar, continuó: ”Yo no te voy a pagar 500 euros. Yo voy a tu casa, te mato y te tiro en una esquina”. El dueño de la finca, al ver que no apartaba el arma trató de alejarse, momento en el que este cazador comenzó a golpearle con el cañón en la espalda mientras caminaba.

Toda esta fanfarronería se transformó en candor al llegar la Guardia Civil. Y por cierto, el que le apuntó con la escopeta advirtiéndole que le iba a matar había desaparecido, no así su coche. La denuncia está cursada y es de esperar que llegue a buen fin, como ocurrió con la de los responsables de la agresión a Julio, que una vez tras otra ha de soportar por parte de esta gente intromisiones, intimidaciones y hasta ataques físicos en su propiedad, lugar en el que la caza está prohibida. Así son ciertos cazadores y esperemos que esto no acabe en tragedia, pues está demostrado que quien tiene un arma y amenaza repetidamente con matar a alguien a veces acaba por cumplirlo. Después que no nos hablen de accidentes. Es una “ejecución” anunciada.