Charlas, coloquios, corridas gratuitas o descuentos para niños, ferias, presentaciones de libros, búsqueda de patrocinadores, presencia en los medios de comunicación... toda una campaña muy bien organizada y convenientemente maquillada bajo mil disculpas pero que a la hora de la verdad, no puede disimular lo que bajo ella subyace: la exasperación de los círculos taurinos por el paulatino e imparable declinar de su fiesta, y sus mezquinos y esperpénticos esfuerzos por impedir lo inevitable presionando al poder, pues de influencias no carecen, además del apoyo de un mayestático taurino y escopetero de caza mayor.
Y entre tanta maniobra pensada para que a estas alturas, nos sigamos creyendo que martirizar hasta la muerte a un animal es un modo adecuado e indispensable de transmitir belleza, sensibilidad y cultura, para pretender que contemplemos bondades donde sólo hay dolor, sangre y muerte, la última perversión que nos llega es la de la apertura de una Escuela Taurina en Cádiz, y con ésta ya son veintitrés las que existen en Andalucía.
No se pierdan la justificación para su creación, pues para los responsables constituye: "un instrumento fundamental para canalizar el potencial de los jóvenes andaluces aficionados a este arte y ofrecerles la oportunidad de aprender con independencia de la capacidad económica de sus familias".
¿Arte?. No Señores, se están equivocando, porque si para manifestarse le cuesta la vida a alguien ya no es una expresión artística, sino un crimen. El alanceamiento, la evisceración, la mutilación o el descabello de un ser vivo, es cierto que como el arte, requieren que alguien esté en disposición de llevarlos a cabo y que posea la siniestra habilidad necesaria para ello, pero nunca la exteriorización de un acto humano ha merecido el calificativo de artística, si ha sido necesario torturar y asesinar para realizarla. De otro modo, los crímenes de Jack el Destripador, por lo certeros e impunes, o los del Régimen Nazi, por lo numerosos y prolongados, deberían también alcanzar la categoría de arte. Qué despropósitos los míos, ¿verdad?, seguramente, en su doble moral, interesada y rastrera, no conciben como puedo establecer tales comparaciones. Tal vez porque no soy especista.
Y luego tenemos a los jóvenes. Están instruyendo en la tortura a los mismos que luego dicen proteger luchando contra el “botellón”, informándoles sobre los riesgos de las drogas o de las enfermedades de transmisión sexual, amparándoles ante el abandono, la crueldad o la explotación, educándoles en la tolerancia y en la comprensión... Sí, todo eso está muy bien, pero, ¿no les parece una muestra de cinismo permitir y alentar que por otra parte, crean que infligirle padecimiento extremo a un animal como forma de espectáculo popular es una salida laboral digna para ellos?. Están consintiendo y poniendo los medios para que unos niños se conviertan en torturadores y matarifes profesionales, y eso es degradante y repugnante.
Al final de su estremecedor argumento, echan mano del sentimentalismo tratando de rozar la fibra solidaria de la Sociedad, y para eso nada mejor que presentarse como unos mecenas de la educación, explicando que aunque las familias de los futuros verduguillos no tengan poder adquisitivo, Ustedes se harán cargo de los gastos generados durante la formación. Se puede emplear dinero en fabricar armas para vendérselas a países en guerra y que sean utilizadas por niños soldado, en crear redes de narcotráfico y conseguir que muchos jóvenes se conviertan en drogadictos para asegurarse la clientela, o en enseñar a adolescentes cómo torturar animales, empezando por becerros y novillos, para acabar con toros al final del proceso de aprendizaje. Ustedes han escogido esta última vía como modelo de inversión.
Con esta Escuela recién creada en Cádiz dan un paso más hacia atrás y siguen sumidos en las sombras de la ignorancia y del atraso, pero no pretendan que los ciudadanos les acompañen en ese viaje a través del sufrimiento y de la vergüenza porque cada día, encuentran menos hombres tan ruines y egoístas como para que les satisfaga cometer semejantes atrocidades con un toro. Ya sabemos que detrás de todo esto, lo que hay realmente es la rabia de algunos por su lucro cesante al estar desapareciendo la tauromaquia, pero como ese hecho es lógicamente inconfesable ante la opinión pública, siguen enredando con sus argumentos falsos y retorcidos: los de la especie y dehesas en peligro, lo de que es una lucha de igual a igual, que representa a la vida misma... y toda esa serie de majaderías que tanto les gusta repetir dentro y fuera de nuestro País.
3 comentarios:
Indignante! Parece que enseñar a matar, es más importante que enseñar a solidarizarse con la angustia del desamparado.
Todo indica que el toreo, una tradición de larga andadura, necesita de savia nueva para asegurarse la continuidad de la “fiesta” macabra.
Educar desde temprana edad a los jóvenes, en el placer de la sangre derramada en vano, y en el gusto por la tortura y la muerte de un animal inocente, es lo constructivo.
Si verdaderamente todo lo relacionado con la muerte edifica, ¿no será que ha llegado el momento en que los desempleados nos debemos replantear nuestra visión de la subsistencia, y poner una escuela de profanadores de tumbas? ¿O de envenenadores? ¿O traficantes de cenizas de los cadáveres incinerados? O quizás, ¿una escuela que dicte clases sobre el “arte” de aplicar la puñalada trapera?
Ya se sabe que los que no saboreamos el sibaritismo de la sangre, ni el hedonismo del toro asesinado, somos “idos de la olla”, porque no apoyamos con nuestro silencio semejantes barbaridades, algo tan aplaudido por los “bien pensantes”, los llamados taurinos.
A propósito, Julio, ¿sabías que si a TAURINO le quitas la U, con las letras restantes puedes formar la palabra TIRANO?
En fin, los defensores de los animales no aflojamos, porque la batalla continúa y la barricada sigue viva.
Un abrazo.
Ricardo – Linde5
Este país está en un estado cada día más lamentable. La crisis no acaba nunca, el déficit público está disparado, los casos de corrupción política afloran sin cesar y el agotamiento del ciudadano es patente. El entusiasmo ha desaparecido de España. Se ha desvanecido el sueño de ser la 9a potencia mundial. La crisis nos marca como si fuéramos ganado y nos deja en el lugar que la historia nos ha asignado. Somos un país de vagos, inútiles y toreros. Somos una legión de zombies que se arrastra buscando la luz al final del túnel. Noticias como esta no deberían sorprendernos cuando una de las frases históricas célebres de nuestra historia es: "que inventen ellos". Seguiremos oyendo lo de siempre: nuestro sol, nuestra fiesta, nuestra gastronomía, etc etc. Eufemismos que no hacen si no ocultar que somos un país de mierda. La noticia de la inauguración de una nueva escuela taurina no hace más que confirmarlo.
salu2!
Buenas, eso no es en cadiz capital, verdad? si es así tendriamos que salir a la calle inmediatamente.
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