La noche del 11 de Julio fueron grabadas imágenes de una de las novilladas que acaban de ser difundidas por el PACMA. Esas escenas han valido de base para que AVAT (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia), emita un informe sobre lo ocurrido en la arena durante esa velada así como para llegado el caso, e indicios hay, presentar las oportunas denuncias.
En el vídeo se pueden observar tremendas caídas de los novillos, lo que hace sospechar que pudieran estar bajo los efectos de alguna sustancia o mermadas sus condiciones físicas, también se ve como la impericia a la hora de colocar las banderillas acrecienta el sufrimiento de los animales, o a alguno de ellos siendo arrastrado todavía con vida e incluso, como a una de esas criaturas le fue ensartado el estoque hasta en cinco ocasiones y como necesitaron diez descabellos para matarlo. Es duro, muy duro asimilar cuál pudo ser el grado de sufrimiento espantoso experimentado por el animal durante esa salvajada.
No necesitan demasiada explicación las líneas anteriores y cualquier ser humano con un mínimo de sensibilidad y de capacidad de reacción ante la barbarie, sentirá náuseas si contempla las imágenes, pues al horror infinito de una lidia convencional, en este caso se suma un ensañamiento atroz producto tanto de la escasa experiencia de los matadores adolescentes, como de la absoluta falta de respeto hacia los novillos y de una ausencia total de piedad ante su padecimiento. Nada por otra parte, ajeno a la tauromaquia. La diferencia es que en esta ocasión hay pruebas que lo demuestran y ante las que poco podrá hacer la eterna cantinela de los taurinos que pretende convencernos de su “amor al toro”.
Dice que en la Plaza “abundan la cortesía y los buenos modos...”. Tal vez se refiera a que le pidieron disculpas al novillo al que descabellaron en una decena de ocasiones o al que arrastraron vivo y quizás, hasta les dieron las gracias por haberse sometido a semejante carnicería. Hace falta mucho desprecio a la razón, para hablarnos de los exquisitos modales exhibidos mientras estaba teniendo lugar la muerte lenta de los erales. Todo es así en la tauromaquia: una parafernalia cutre llena de afectación que no hace más que maquillar el horror que trata de esconder. Pero lo ocurrido en Valladolid ya no podrán ocultarlo.
Añade que “las carencias (que no defectos) de los novilleros, son propios de quien superada la fase escuela comienza el bachiller taurómaco y se corrigen cursando numerosas novilladas...”. La frase anterior es digna de figurar como muestra de la desvergüenza al servicio de la miseria moral y de la vileza, En ella se compara el encarnizamiento con los animales, con un proceso de aprendizaje sano y natural para el hombre, llegando a la más absoluta ruindad cuando indica que la destreza ha de adquirirse martirizando a numerosos novillos. Este defensor del Toro de la Vega, está hablando del sufrimiento terrible de seres vivos como quien lo hace de mover las fichas del ajedrez, en el segundo caso la maestría se obtiene jugando muchas partidas, en el primero torturando y matando a un gran número de torillos. Y lo expresa así, sin el menor reparo, acáso esperando el aplauso por su siniestro símil. Sus palabras denotan con claridad lo que para él y sus compañeros de afición significan estos animales: son simplemente los instrumentos adecuados para dar forma a sus instintos y el hecho de que sean capaces de sentir, ni les conmueve ni les importa. Son únicamente el laboratorio donde llevar a cabo las prácticas, un laboratorio vivo y doliente, pero eso es algo circunstancial y a no tener en cuenta. Así sienten y así piensan, y por más que traten de confundirnos tan a menudo, su pasión les puede y les delata.
No puedo esperar de quien considera que acosar a un toro y atravesarlo con lanzas es un ritual casi sagrado e intocable, que muestre la menor consideración por el degradante y sádico espectáculo mostrado con esos novillos, pero tampoco puedo callarme, porque aún siendo incomprensiblemente lícito, no deja de ser repugnante y de constituir una verdadera enfermedad para nuestra Sociedad, en la que la permisividad con acciones que sólo pueden tildarse de criminales fomenta la impiedad, la violencia, la brutalidad y el que algunos jóvenes anhelen ingresar en las Escuelas de Tauromaquia o en la Escuela de Lanceros, da lo mismo, para después, una vez finalizado el “periodo lectivo”, demostrarnos a todos que allí les enseñaron a atormentar físicamente a un animal y a matarlo con mayor o menor habilidad. La pericia no importa ¿verdad?, que para eso, para que cojan soltura, sobran novillos a los que reventar.
Contemplar las imágenes difundidas por el PACMA y denunciadas por AVAT, así como saber que el próximo 15 de Septiembre en Tordesillas un nuevo toro será alanceado y no inmutarse, es demostrar cómo hemos aprendido a convivir con el horror y hasta qué punto nuestra capacidad de reacción ante las barbaridades que el hombre comete se encuentra adormecida. No existe ninguna, absolutamente ninguna razón que pueda justificar lo ocurrido en Valladolid o lo que tendrá lugar en Tordesillas. Sólo una Ley que lo ampara y una Sociedad que calla ante esos crímenes legales. Cada vez menos, también es cierto, y ellos lo saben.
http://www.pacma.es/
1 comentario:
Ays, que entrañable, Sr. Maltrato Animal. Que tiernas imágenes de como educan a la juventús. Me ha hecho usted emocionarme, sépalo. Espero que pase por su blog la ministra de incultura y pueda hacer un buen elogio del silencio ante estás imágenes, evocadoras de Sócrates con sus discípulos (mínimo)
Hay que introducir estas materias gore ya mismo en "educación para la ciudadanía" y darle la medalla de las bellas artes a estos futuros carniceros.. Por cierto, ¿sabe usted si hay exámenes en esto? ¿Se verán afectados por el plan Bolonia?
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