MALTRATO ANIMAL: UN CRIMEN LEGAL



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Quien asume la tortura y el asesinato de otros seres como algo ajeno, es tan responsable como el torturador y el asesino.

"Los hombres son nazis para los animales y su vida es un eterno Treblinka". (Isaac Bashevis Singer- Premio Nóbel).

Después de que todo se haya dicho y hecho, quedará mucho más por hacer que por decir. (Jane Goodall)

Ante la injusticia la cobardía se viste de silencio. (Julio Ortega)



viernes, 28 de noviembre de 2008

Roden, el mastín al que intentaron matar de hambre

Si el dueño del Mastín Roden hubiese vivido en la Alemania de los años cuarenta del pasado siglo probablemente su nombre figuraría junto al del Doctor Mengele, convertido como el Médico Nazi en un Angel de la Muerte gracias a sus experimentos con seres vivos que, casi siempre, acababan en la muerte de esos pobres desgraciados tras un sufrimiento espantoso y prolongado. Este tipo de personajes siniestros y de instinto criminal, suelen escoger como víctima aquella que saben que no está protegida por Ley para poder cometer sus crímenes con impunidad; así, si el homicida Doctor de Auschwitz llevaba a cabo sus atrocidades con seres humanos cuya vida no tenía el mínimo valor en aquellas trágicas circunstancias, el canalla que ha estado torturando a este perro hasta casi acabar con él, eligió a un animal conocedor de que la pena impuesta por maltratarlo, en el caso de que se le aplique, es tan leve que con unos cientos de euros quedará satisfecha y él dispondrá de absoluta libertad para volver a causar sufrimiento a otro perro. Hombres, mujeres, niños y ancianos, eran los sujetos obligados de los experimentos de Josef Mengele porque por su origen eran considerados seres inferiores en las leyes del Tercer Reich. Perros, gatos o toros son setenta y cinco años después asímismo criaturas sin apenas protección y a merced de conductas perversas de algunos hombres pero, tanto unos como otros, son capaces de sentir miedo, dolor, hambre e indefensión ante una violencia permitida en unas ocasiones: judíos, gitanos u homosexuales en la Alemania Nazi y toros en la España democrática, o merecedora de unas condenas irrisorias en otras: perros o gatos en nuestro País hoy en día.

Uno de los experimentos que realizaba el Angel de la Muerte consistía en vendarle los pechos a las parturientas para que no pudiesen alimentar a su hijo recién nacido; después, iba recopilando datos sobre la degradación de la salud del bebe y acerca de su posterior muerte por inanición. El dueño de Roden - un Mastín cuyo peso para un ejemplar sano hubiese rondado los cincuenta kilos y que ha sido rescatado pesando veinte - actuó de un modo similar negándole la comida a su perro y hubiese acabado el can como los niños de Mengele de no haber sido liberado a tiempo; es tal su estado de desnutrición y debilidad que en el Refugio Escuela SOFÍA, donde le están prestando atención y cuidados, se han visto obligados a "enseñarle a comer" de nuevo a la desdichada criatura, porque ya no era capaz de hacerlo tras su forzoso y dilatado ayuno. Parece ser que el rastrero de su amo decidió negarle todo tipo de alimento porque el perro no cuidaba bien de las ovejas. ¿Cómo se puede poseer una naturaleza tan ruin para ver consumirse día a día a un animal por falta de comida y seguir privándole de ella?. ¿Puede realmente vivir en sociedad un hombre que ha torturado a un perro de uno de los modos más espantosos que se pueden concebir, que teniéndolo ante sus ojos y viendo como los huesos se le iban marcando cada vez más en la piel permanecía impasible y lo hubiese dejado morir de desnutrición de no haber sido rescatado el animal antes?.

Y en medio de tanto dolor Roden ha tenido suerte, porque mientras él ha sido arrebatado de las manos de ese individuo peligroso y despreciable cuando todavía dispone de alguna oportunidad para recuperarse, otros muchos permanecen en condiciones similares y nadie podrá salvarlos de una agonía atroz. Hace pocas semanas nos llegó la noticia de ocho perros que aparecieron muertos en una masía en Castellón; su dueño los dejó encerrados en la misma y todos ellos acabaron muriendo por falta de comida. Perros siempre encadenados, apaleados, mutilados, sin alimento, sin agua, perros de los que jamás veremos imágenes como las de Roden, porque nadie acudirá a salvarlos y terminarán sus días entre terribles sufrimientos, mientras sus amos quedan impunes por un crimen anónimo, cuya víctima será enterrada, tirada a un vertedero o lanzada a un pozo, pero que en cualquier caso quedará sin castigo y el autor, sin duda, volverá a repetirlo, porque quien es capaz de hacerle eso una vez a un animal no hay ninguna duda de que repetirá su acción. Para ellos un perro es una forma de vida sin el menor derecho y cuya angustia no le conmueve, como tampoco le inquietaban a Mengele los gritos de sus víctimas cuando las diseccionaba vivas, las sumergía en baños de agua helada o las dejaba morir de hambre.


Josef Mengele consiguió huir tras las caída del Estado Nazi y vivió en libertad hasta su fallecimiento en 1979; ese hecho creo que repugna a cualquier bien nacido y que todos desearíamos que hubiese recibido un castigo acorde a los crímenes que cometió, pasando el resto de su existencia encerrado en una cárcel. No pudo ser así porque logró escapar. Hoy en día, que ese trato infligido a hombres con respaldo legal es algo inconcebible, que nos creemos tan avanzados y defensores de la justicia por proteger y regular con tanto ahínco el respeto a los derechos humanos – otra falacia - no deberíamos de sentirnos tan orgullosos ni satisfechos, porque seguimos manteniendo tal permisividad y laxitud ante ciertos modo de violencia que nuestra complacencia resulta indigna frente a hechos que denigran una y otra vez la condición de superioridad que, como hombres, se supone que ostentamos sobre otras especies del Planeta, porque lejos de valernos de nuestra racionalidad para conservar, proteger y garantizar el bienestar otros seres, en vez de elaborar una Ley que disuada a los que se creen con facultad para torturar a un animal, hemos cubierto la papeleta redactando unos artículos muy ampulosos sobre el derecho al bienestar de los animales, pero que a la hora de la verdad se traducen en que esa legislación no es aplicable a todos – léase toros o vaquillas - y para aquellos que sí contempla la cosa se reduce a que el que los martiriza, si es descubierto y condenado, se desprenda de unos cuantos euros y asunto zanjado. Ese es el precio del dolor de Ronnie, el pastor alemán al que Juan Lado mató en Galicia a palos. O los 240 euros de multa impuestos al energúmeno que el pasado Agosto lanzó de la patada que le propinó a una perrita chihuahua, de 800 gramos de peso, a tres metros de altura impactando ésta contra un balcón y quedando con secuelas en su movilidad y visión, todo porque el animal se acercó a olerle cuando iba paseando con su dueña, una niña. Otros, como el que introdujo frutas en el ano de Regina, una mastina que vivía en un albergue de Carcaixent y después le golpeó hasta matarla, ni siquiera han tenido que pagar una ridícula multa porque no ha sido localizado y probablemente tampoco se han dedicado medios para hacerlo. No solo no hay privación de libertad para los autores de estos crímenes, no sólo el castigo económico que se les impone es ínfimo, sino que los recursos empleados para investigar estos casos son casi inexistentes, porque las víctimas probablemente no merecen más a juicio de los responsables de elaborar la Ley y de dirigir las fuerzas de seguridad del Estado. Y buena muestra de esa despreocupación gubernamental ante el maltrato a los animales, son las reiteradas promesas incumplidas de redactar una Ley al respecto con endurecimiento de las penas. El interés de los políticos durante la campaña electoral por los continuos y salvajes casos de violencia contra estos seres se acaba el mismo día de las elecciones.

No sé si el dueño de Roden sufrirá alguna consecuencia por haber privado de alimento al Mastín hasta casi provocar su muerte o quedará exento de castigo como el Doctor Mengele; desconozco si el padecimiento del animal, como el de tantos otros, significará algo para esas conciencias duras e inconmovibles de aquellos que tienen en su mano atajar tanta crueldad a través de un Código Penal adecuado y de una vigilancia mucho más efectiva para detectar casos de maltrato, pero de lo que no tengo ninguna duda es de que las personas de la Protectora en la que este perro se recupera demostrarán tener una sensibilidad de la que los otros carecen, al igual que lo están haciendo todos aquellos que de forma masiva están expresando su repulsa por este acto y seguro, la tendrá quien una vez restablecido, adopte a Roden para darle un hogar y todo el cariño que hasta ahora se le ha negado. Ciudadanos anónimos todos ellos pero de los que deberían de aprender en cuestiones de ética y justicia los "Padres" de una Patria en la que sigue siendo muy barato, cuando no gratis, revivir con animales los experimentos que sobre seres humanos llevaba a cabo Josef Mengele en el Campo de exterminio de Auschwitz

http://www.elrefugioescuela.com/























2 comentarios:

Anónimo dijo...

Perfecta la relación de maltratadores de animales con los nazis, son lo mismo...

Virna dijo...

Hola compañero, me alegra saber de ti, y ver que actualizas tan sabiamente el blog!
Gracias por pasar a recoger el premio y saludarme siempre.
Cuidate mucho y escribeme pronto contandome como va todo.
Un abrazo.